Dorada esquina

 

Una esquina en mi alcoba
donde no acaricia el viento,
ese lugar tranquilo
sin quejas ni movimiento.

Donde se deslizan
las horas lentas,
donde un reloj
su eco no encuentra,
donde mi fantasía
puede jugar,
con delicioso manjar,
que desprende
de tus besos.

Doradas paredes
de plata su techo,
rincón escondido
donde mi querer explota
en mil destellos.

Ese ángulo en mi estancia
guarda tu voz,
acaricia tu recuerdo,
entre pared y pared
vivo a la merced, 
de tu ser, de tu tiempo.

Refugio que cálido
amor desprende,
de ternura, lugar lleno,
aquí es tu palpitar
entre las inmóviles 
manecillas del reloj,
sereno.

Aquí no penetra nada,
nada ajeno,
solo tú y yo,
es nuestro secreto...


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